Influido por Luciano en la forma, y por las danzas de la muerte en el tema y en el tratamiento, Valdés divide su diálogo en dos libros. En el primero critica a un predicador, a un obispo, a un rey y a un hipócrita. En el segundo, más positivo, describe a una serie de prelados y seglares que no actúan en la práctica como lo hacen en la teoría.
(Cuenca c. 1490–Viena, 1532) fue un humanista representante, junto con su hermano, el protestante Juan, del pensamiento erasmista español.
Escritor y secretario de cartas latinas del emperador Carlos V y descendiente de conversos judíos. Los primeros datos que tenemos sobre su vida son tres cartas que escribe en 1520 desde Bruselas, Aquisgrán, y, en 1521, desde Worms, en la corte del Emperador. Se las dirige al que seguramente fue su maestro, el humanista Pedro Mártir de Anglería. Desde entonces hasta su muerte estará al lado del emperador desempeñando cargos en su cancillería; Mercurino Gattinara, el gran canciller, fue su apoyo en la corte. Se cartea con Erasmo, al que admira profundamente, y cuya doctrina divulga en España e inspira su obra, además de con otros humanistas europeos. Por estas ideas y sus orígenes de converso judío tuvo problemas con la Inquisición, pero su condición en la Corte lo salvaguardó.
Sus dos obras, Diálogo de las cosas ocurridas en Roma; y el Diálogo de Mercurio y Carón, son discursos en los que defiende la política del emperador Carlos V y ensalza el erasmismo antes de que esta corriente pase a ser censurada en el medio siglo siguiente. Son alegatos políticos que incluyen numerosos documentos de la cancillería imperial. Su ideal cristiano y erasmista abarca todos los aspectos de la vida, todas las jerarquías y todos los estados de la sociedad. Ambos discursos emplean la prosa vehemente que exigía la proximidad de los hechos narrados.
Por último es uno de los escritores a los que algunos eruditos atribuyen la autoría de El Lazarillo de Tormes. En este caso Jospeh V. Ricapito y Rosa Navarro son defensores de esta teoría.