Huérfana y abandonada, educada en un reformatorio, sólo la adopción por don Santiago, rector de la Universidad, consiguió salvar a Natacha de aquel lugar que recuerda con horror. Sin embargo, ahora es la primera mujer doctora en Pedagogía de España, y acepta con alegría la propuesta de transformar aquella cárcel en un sitio de alegría. Mientras, Lalo le declara su amor; ella le reprende, con cariño, por su irresponsabilidad…

Testimonio de una juventud destruida para siempre durante la guerra civil, Nuestra Natacha se convierte en la obra más revolucionaria y combativa de Casona, a la par que la más alegre y esperanzada. Estrenada sólo seis meses antes de la guerra, Casona ponía sobre el escenario varios de los temas candentes en el debate político: los reformatorios, la necesidad de un compromiso social de la juventud, la función de la universidad, la educación… Y todo ello planteado en clave de comedia, a través de unos personajes jóvenes que, además de solidarios, son responsables, trabajadores y alegres, pues buscan constantemente la risa del espectador.