Entre las muchas joyas desconocidas que guarda el teatro medieval y renacentista destacan sin duda estas Farsas y Églogas al modo pastoril y castellano de Lucas Fernández, impresas por primera vez en Salamanca en 1514.
Son historias pastoriles, de mozos casamenteros y mozas en edad de merecer, de eremitas piadosos y caballeros desnortados, de personajes que recitan sus cuitas en sayagués, la fabla antigua de las tierras castellanas extendidas enre Zamora y Salamanca. Son también cuentos infantiles llenos de saber añejo, con el tema de los temas, el enamoramiento y la atracción entre los sexos, que culminan en una narración tierna de exaltación del amor, un amor que siempre vence (tanto el sacro como el profano), como metáfora del camino hacia la luz, del triunfo de la alegría de vivir.
Todo un canto de pasión desbordada por lo pupular que, ahora, gracias a la edición de María Josefa Canellada, podemos leer con la misma fascinación con la que lo hicieron sus cetáneos hace ya más de cuatro siglos...
Seguidor de Juan del Encina y de su estilo dramático pastoril, Lucas Fernández, dramaturgo y músico, escribió seis Farsas y églogas al modo pastoril, que recogemos en esta edición.
Lucas Fernández (Salamanca, 1474- ibídem 1542) autor dramático y músico español.
Hijo de Alfonso o Alonso de Frutamadre y de María Sánchez, posiblemente natural de Cantalpiedra. Estuvo al servicio de la catedral de Salamanca; derrotó a su coetáneo Juan de la Encina en las oposiciones a cantor de la Catedral de Salamanca (1998); Eso lo sabemos por la Égloga de las grandes lluvias de Juan de la Encina. En 1520 era abad de la Iglesia de Santo Tomás en Salamanca. Fue profesor de música en la Universidad de esta ciudad (1522) y figuró en 1533 en la comisión de reforma de los estatutos de la misma. Falleció el 17 de diciembre de 1542 a los 68 años de edad en Salamanca, tras una larga enfermedad. Fue enterrado en el claustro de la Catedral Vieja de la ciudad.
María Josefa Canellada Llavona nació en Infiesto (Asturias) en 1912. Ingresó en la Facultad de Letras de la Universidad Complutense (entonces Universidad Central) el 31 de mayo de 1933.
Entre 1933 y 1936, colaboró con don Pedro Salinas en la revista literaria Índice, y con don Tomás Navarro Tomás en el Laboratorio de Fonética del Centro de Estudios Históricos.
Su tesis doctoral, realizada bajo la guía de Dámaso Alonso y titulada El bable de Cabranes, remata su expediente académico en el año 1943; más tarde obtuvo el premio extraordinario del doctorado.
Desde que terminara sus estudios ha sido profesora y colaboradora en multitud de centros de enseñanza e investigación superiores: colaboradora en el Instituto Menéndez y Pelayo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (1940-1946), colaboradora del Laboratorio de Fonética de la universidad de Coimbra con el profesor Armando de Lacerda (1942), profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Salamanca (1946-1948), profesora de Cursos para Extranjeros de la Universidad de Salamanca (1952-1958), colaboradora de la Sección de Filología del Colegio de México (1960), investigadora del Seminario Menéndez Pidal (1958-1962), profesora de Fonética Española en Middlebury College (1964), profesora de fonética española en los cursos de la universidad de Nueva York en España (1966-1974), profesora encargada de curso en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense (1970-1973), profesora en el curso de Lengua y Literatura españolas para profesores de español en los países de habla inglesa del Caribe (1974-1975), profesora en los cursos hispano-filipinos para profesores de español (1976-1983), redactora principal del Diccionario manual de la Real Academia Española (1979-1988), profesora invitada en el Romansk Institut de la Universidad de Copenhague (1981). Es miembro de número Archivo y Biblioteca Diputación de Cáceres de la Academia de la Llingua Asturiana desde su fundación, en 1981, y académica correspondiente de la Real Academia Española desde 1986.
Falleció el 7 de mayo de 1995