Todo escritor busca, entre otras cosas, sorprender a sus posibles lectores, unas veces lo consigue y otras no, pero creo que en estos ocho relatos hay suficientes elementos para que la sorpresa aparezca.
Incluimos: Ligeros divertimentos sabáticos y Pascualino y los globos, de Mercedes Abad; El jardín, de Susana Constante; La discreta pescadora o ejemplo de doncellas recogidas, de Paloma Díaz-Mas; En los parques, al anochecer, de Marina Mayoral; Alicia, de Lourdes Ortiz; La sortija y el sortilegio, de Ana Rossetti, y La niña lunática, de Esther Tusquets.