Cecilia Böhl de Faber, Fernán Caballero, que se sentía españolísima hasta la médula, no había nacido ni se había educado en nuestro país; pertenecía, sin duda alguna, al grupo de escritores europeos que se prendaron de España y de lo que España significaba en sentido romántico. Lo que causaba su rendida admiración era la estupenda galería de tipos, de costumbres, de expresiones, que, por los múltiples influjos de la modernidad parecían destinados a la extinción. Por ello, su intención fue pintar las cosas del pueblo tal cual son, sin apartarse en ningún momento de la naturalidad y de la verdad; pero, por otra parte, incorpora en cada página, además de su ideología, sus propias emociones ante el mundo que la rodeaba, por lo que palpita, en cada cuadro, una visión femenina del detalle.