Al inicio de la primera frase del libro, aparece un nombre, el de la protagonista: Vida. En él se define ya todo un horizonte cultural e ideológico. Se trata, sin lugar a dudas, de un patronímico libertario, que ubica a la recién nacida en una familia de raíces ácratas. Debe ser éste un apelativo muy querido por la autora ya que aparecerá en libros posteriores y, sobre todo, le será impuesto a la primera de sus hijas, años después.