Nadie puede sobrevivir a sí mismo. Esta frase resume la historia de Gonzalo Guzmán Porto. Su vida se nos presenta como un trayecto circular desde su infancia en la posguerra española y su juventud en el ambiente bohemio del París de los años 50, hasta completar el ciclo con el regreso al lugar de su niñez, a la familia de la que un día fue arrancado... María Blanca Blanquer Prats empieza desgranando, en primera persona, los avatares de un Gonzalito de cinco años que contempla, desde su perspectiva de niño, un mundo descarnado que escapa a su comprensión: Estoy enfermo... De padres que no regresan, de estrellas que se fueron, de madres que abandonan...La huida a Francia, ya adolescente, le pone en contacto con otro mundo, con un grupo de personajes torturados por un pasado común marcado por el drama de la guerra, y que confían, contra toda esperanza, en el regreso de Michel, el amigo, el héroe, el amante añorado que no vuelve... Gonzalo sí volverá; necesita respuestas.

El estilo directo y vivo de la narración, y la solidez con la que la autora retrata a sus personajes, seducen al lector desde el primer párrafo, sumergiéndole en su universo sublime unas veces, desgarrado otras, pero siempre fieramente humano.