Es la primera de las novelas largas de Fernán Caballero. Se desarrolla complejamente la caracterización de los personajes, y también del ambiente estrictamente campesino, donde su espíritu romántico alemán se siente más a gusto. Fernán no es novelista en el sentido de bucear en la conciencia y las pasiones de sus personajes, así que prefiere los caracteres sencillos,las almas humildes y religiosas, a otras más civilizadas, las cuales parecen exigir por su educación y el medio en que se desenvuelven esa descripción psicológica para la que se sentía incapaz y que en verdad la repelía por romántica. Finalmente, el medio campesino popular le brinda la oportunidad de exponer al mundo su tesoro tan amorosamente acumulado de refranes, coplas y frases populares. Todas estas tendencias apuntan a un realismo costumbrista.
(De la Introducción de Julio Rodríguez-Luis)