Lo prohibido, como todas las grandes obras de arte, puede ser muchas cosas. Puede ser la interpretación de un país y de una época por la creación de seres -entes de ficción- lo bastante convincentes para ser ellos mismos y una apretada concreción de todo lo que su mundo es: mitos infinitamente plurivalentes, proteicos como la vida misma que alienta en ellos y la que por ellos se expresa. Lo prohibido es una novela muy curiosa en un sentido. Implacable alegato de cuanto en la Restauración hubo de más desmoralizante, nunca, o sólo muy de lejos, se incurre en ella en crítica directa de lo circunstancial, y la política activa queda totalmente fuera de ella.
(De la Introducción de José F. Montesinos)
Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843 – Madrid, 4 de enero de 1920) tuvo como única actividad profesional la literatura, a la que se dedicó de modo tenaz e incansable. Intervino en política –llegó a ser diputado– y perteneció a la Academia de la Lengua.
Comenzó su andadura literaria mientras escribía para el diario La Nación, con los Episodios Nacionales, que le dieron un éxito inmediato. Durante este período también escribió novelas como Doña Perfecta (1876) o La familia de León Roch (1878). Según confesión del propio autor, con la lectura de La taberna, de Zola, descubrió el naturalismo, lo cual cambió su modo de narrar. A partir de ahí escribió alguna de sus obras más importantes, como Fortunata y Jacinta (1886-1887), Miau (1888) y Tristana (1892). Posteriormente escribió algunas novelas más experimentales, en las que, en un intento extremo de realismo, utilizó íntegramente el diálogo, como Realidad (1892), La loca de la casa (1892) y El abuelo (1897), algunas de las cuales adaptó también para la escena. El éxito teatral más importante, sin embargo, lo obtuvo con la representación de (1901), obra polémica que provocó numerosas manifestaciones y protestas por su contenido anticlerical. Otras obras deeste autor son: Zumalacarregui, Trafalgar, Marianela ó Tormento
Galdós es el restaurador de nuestra tradición novelística, el recuperador de la tradición española del Siglo de Oro y uno de los máximos representantes del Realismo español. Con razón la crítica no ha dudado en calificarlo como el mayor novelista después de Cervantes, digno de emparejar con los mejores escritores de su siglo. Escritor de una gran riqueza inventiva que no encuentra parangón entre sus coetáneos, cerca de ocho mil personajes forman el complejo y rico mundo de ficción creado por Galdós. Pasiones, debilidades, fisonomías, caracteres humanos, sufrimientos... se engarzan y cobran vida en un contexto urbano descrito con precisión y maestría. Fue nominado al Premio Nobel en 1912.