Don Diego Hurtado de Mendoza (Granada, 1503-Madrid, 1575) , destacado miembro de una de las más insignes familias nobiliarias castellanas,es una de las figuras más interesantes del Renacimiento español. Renacentista en su vida, renacentista, aunque no petrarquista, en casi toda su obra, de transición al barroco en la obra que publicamos, Don Diego ocupa, sin embargo, un lugar de segundo plano en la apreciación y en la curiosidad de los lectores y de los especialistas.
La Guerra de Granada está escrita por un gran señor que siente la responsabilidad de decir lo que ha visto y que da cuenta de la importancia humana e histórica de los acontecimientos; cuyo propósito es más el ensayo que la historia en sí; que, por otra parte, está vinculado a los sucesos porque su familia es la responsable de lo que está sucediendo, por lo menos, en mucho, y que entiende debe deslindar cargos y deberes y conducta.
Su obra, guerra que hizo Felipe II contra los moriscos de aquel reino , ejemplo de la mejor prosa clásica castellana, relata los antecedentes y el desarrollo de la conocida como Rebelión de las Alpujarras, sublevación militar de la población granadina de origen musulmán acontecida entre 1568 y 1571 que concluiría con la expulsión definitiva en 1609 de los últimos moriscos que habitaban en España.
Hijo del conde de Tendilla, Capitán General del reino de Granada, estudió en Granada y en la Universidad de Salamanca. Su padre siguió la tradición familiar de unir las armas con las letras trajo los mejores preceptores de la época para ello en un entorno morisco, culto y renacentista que marcaron la vida de Diego.
Fue embajador en la corte de Enrique VIII y embajador en Venecia, donde representó a Carlos I en el Concilio de Trento, y embajador en Roma. Posteriomente también fue gobernador de Siena. De regreso a España fue nombrado proveedor de la Armada de Laredo y recibió el hábito de la Orden de Alcántara. Tres años más tarde en Bruselas tuvo una violenta disputa con un caballero por la cual Felipe II lo desterró a Medina del Campo y después a Granada, donde su sobrino el marqués de Mondéjar le puso al frente del ejército que combatió la sublevación de los moriscos.
Diego Hurtado de Mendoza representa al aristócrata militar y humanista del siglo XVI. Sabía latín, griego, hebreo y árabe, además de varias lenguas europeas. Reunió una gran biblioteca producto de sus viajes por toda Europa, que legó a Felipe II y fue a parar al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Junto a Garcilaso de la Vega y Juan Boscán introdujo los nuevos temas, metros y estrofas de la lírica italiana, aunque se inclinó por la sátira maliciosa y picante (la Fábula del cangrejo, por ejemplo), y fue el primero en cultivar el burlesco tema del "soneto del soneto". Aunque tiene versos líricos entre los que destaca Epístola a Boscán y el poema mitológico Fábula de Hipómenes y Atalanta.
Durante mucho tiempo fue uno de los candidatos a la autoría del Lazarillo de Tormes, sobre todo desde que se descubrió un legajo de correcciones hechas para la impresión de Lazarillo y Propaladia en unas cajas de documentación pertenecientes a Diego Hurtado de Mendoza.
Es autor de una reconocida historia de la Guerra de las Alpujarras basada en sus experiencias militares y políticas durante la sublevación de los moriscos en 1568-1570, que se publicó póstumamente con el título Guerra de Granada hecha por el rei de España don Philipe II, nuestro señor contra los Moriscos de aquel reino, sus rebeldes.
