La obra poética de Luis García Montero ha corrido paralela al ensayo sobre la literatura y a la actividad divulgativa y docente. Luis García Montero aparece como el perfecto representante de una generación que, frente a la ruptura de los novísimos, apuesta por el continuismo estilístico y temático de la generación del 50, como pone de manifiesto esta selección de poemas.
"No hay nada que decir pero supongo que hablaremos desnudos sobre esto, algo después, quitándole importancia, avivando los ritmos del pasado,las cosas que están lejos y que ya no nosa duelen", L. G. Montero: Diario cómplice (1987).