Entre los episodios grandiosos de la historia del hombre, pocos son comparables a la aventura de los primeros españoles en América. La naturaleza, las dimensiones enormes, las gentes, las inducmentarias y armas, los alimentos y cultivos, la religión y sus rituales, el arte, la moral, el urbanismo... todo era motivo de continuo asombro para Hernán Cortés y sus compañeros cuando decidieron internarse, contra las órdenes del gobernador Diego Velázquez, en las tierras de lo que hoy es México.
Los distintos documentos y “probanzas de méritos”, que Bernal Díaz del Castillo (1495/6-1584) redactó a lo largo de su vida para justificar sus méritos literarios y conseguir el reconocimiento y las encomiendas que solicitaba, se convirtieron, con el paso del tiempo, en el germen de la historia de la conquista de Nueva España.
Testigo de los acontecimientos, aunque apoyándose también en fuentes escritas ajenas, relatos orales de distintos protagonistas y la rememoración oral que debió practicar él mismo, Bernal Díaz del Castillo nos narra el proceso de la conquista de México, de la confrontación entre la población indígena y los españoles que los sometieron, de una manera ruda, aunque sencilla, ágil y directa, impregnando el texto con americanismos del taíno, arahuaco -lenguas ya desaparecidas que se hablaban en las islas de Cuba y La Española- del náhuatl, la lengua del pueblo mexicano y del maya que despertó el interés de los primeros lectores que tuvo Bernal Díaz, y que también hoy sorprente y conmueve al lector actual.
Historiadores, lingüistas, profesores y alumnos tienen ahora la oportunidad de encontrarse con toda la belleza y con toda la violencia de nuestra historia a través de esta selección de Alberto Rivas que contiene además cuadros cronológicos, introducción, bibliografía, notas, documentos y orientaciones para su estudio.
(Nació en Medina del Campo en 1492 en Medina del Campo y murió en enero de 1584 en Guatemala). De familia bien, ya de muy joven se decidió por la carrera de armas y, debido a su afán de aventuras, embarcó a América en una expedición dirigida por Pedrarias Dávila. Esta expedición al llegar al Nuevo Mundo fue un fracaso, por lo que se dirigió a Cuba desde donde participó en varias expediciones y finalmente se unió a Hernán Cortes participando como soldado en la conquista de México, conquista de la que escribió el relato de los hechos hacia el final de su vida.
En sus últimos años fue encomendero y gobernador en Guatemala, donde escribió sus memorias llamadas La verdadera historia de la conquista de Nueva España. Comenzó a escribir el relato de la conquista casi treinta años después de los hechos y posteriormente la revisió y la amplió en respuesta a la biografía publicada por el capellán de Cortés, Francisco López de Gómara, porque éste no había reflejado, a su parecer, el debido reconocimiento a los esfuerzos y sacrificios del resto de la expedición española y reconoció con respecto la defensa heróica de los indíguenas.