Hemos querido que figure el primer lapidario en la colección Odres Nuevos para incluir en ella un nombre, el de Alfonso X, imprescindible en la consideración de nuestra cultura medieval; y también con el propósito de presentar un texto prácticamente inédito de la prosa científica castellana en este período. Constituye el lapidario una verdadera mina en la que se puede hallar referencia a los más insospechados aspectos de la vida; cuanto halaga o repugna a los sentidos, lo que cura y lo que mata, los trabajos, ambiciones y miserias humanas, la astrología misteriosa, la alquimia envuelta en secretos y el puro deporte de saber y enseñar surgen y se esfuman entre las páginas del lapidario con los fulgores y opacidades de sus piedras.
(De la edición de María Brey Mariño)
"Él vierta añejo vino en odres nuevos", M. Menéndez Pelayo
LAS OBRAS MÁS IMPORTANTES DE LA LITERATURA CASTELLANA MEDIEVAL SE HAN VERTIDO AL LENGUAJE ESPAÑOL MODERNO PARA PONERLAS AL ALCANCE DE TODOS LOS LECTORES.
También llamado «el Sabio», fue rey de Castilla entre 1252 y 1284. A la muerte de su padre, Fernando III «el Santo», reanudó la ofensiva contra los musulmanes, y ocupó Jerez (1253), arrasó el puerto de Rabat, Salé (1260) y conquistó Cádiz (c. 1262). En 1264, tuvo que hacer frente a una importante revuelta de los mudéjares de Murcia y el valle del Guadalquivir. Como hijo de Beatriz de Suabia, aspiró al trono del Sacro Imperio Romano Germánico, proyecto al que dedicó más de la mitad de su reinado sin obtener éxito alguno. Los últimos años de su reinado fueron especialmente sombríos, debido al conflicto sucesorio provocado por la muerte prematura de su primogénito, Fernando de la Cerda, y la minoridad de sus hijos, lo que desembocó en la rebelión abierta del infante Sancho y gran parte de la nobleza y las ciudades del reino. Alfonso murió en Sevilla durante el transcurso de esta revuelta, no sin antes haber desheredado a su hijo Sancho.
Llevó a cabo una activa y beneficiosa política económica, reformando la moneda y la hacienda, concediendo numerosas ferias y reconociendo al Honrado Consejo de la Mesta.
También es reconocido por su obra literaria, científica, histórica y jurídica realizada por su escritorio real. Alfonso X patrocinó, supervisó y, a menudo, participó con su propia escritura y en colaboración con un conjunto de intelectuales latinos, hebreos e islámicos conocido como Escuela de Traductores de Toledo, en la composición de una ingente obra literaria que inicia en buena medida la prosa en castellano. escribió de su puño y letra, las Cantigas de Santa María y otros versos, realizando una gran aportación a la lengua culta del momento en la corte del reino, el galaicoportugués, que por su noble autor nos ha perdurado.
En 1935, se le reconoce como astrónomo nombrando en su honor al cráter lunar «Alphonsus»
Estudió en la Insititución Libre de Enseñanza y cursó Filosofía y Letras en Madrid. Se decidió desde muy temprano por el mundo de los libros y de la literatura al entrar en 1931 en el cuerpo de Archivos y Bibliotecarios. Fue destinada a Santiago de Compostela y, más tarde, a la Biblioteca de la Presidencia del Congreso de Ministros.
Su amor por la cultura y los libros la unió a Antonio Rodríguez-Moñino, con quien se casó en 1939. Juntos trabajaron los fondos de las bibliotecas de todo el mundo y publicaron buena parte del patrimonio bibliogáfico español. El matrimonio llegó a poseer la mayor biblioteca privada de España con cerca de diecisiete mil volúmenes.
María Brey dirigió exposiciones, congresos y reuniones de investigación bibliotecaria; publicó numerosos trabajos y estudios sobre autores como Luisa de Carvajal o Juan Melendez Valdés; tradujo a autores frenceses: a Lacroix, a Asselineau, a Uzanne; y colaboró en algún catálogo de envergadura como el de los manuscritos poéticos españoles de The Hispanic Society of America. Además, puso en castellano actual para muchos lectores el Libro de buen amor en esta su querida colección de Ordres Nuevos, de la que fue directora.