Nada mejor que las palabras que Pere Gimferrer pronunció, en 1985, con motivo de su ingreso en la Real Academia Española al ocupar el sillón que Vicente Aleixandre había dejado vacío: “El día en que pueda ver la luz ese vastísimo epistolario, (…), saltará a la vista la dimensión literaria del Vicente Aleixandre epistológrafo, probablemente comparable sólo, en la historia de las letras hispánicas, con la de dos de sus admiraciones máximas en este campo: Leandro Fernández de Moratín y Juan Valera".
La colección de cartas que se reúnen en estas páginas están dirigidas a Gerardo Diego, Jorge Guillén, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre y familia, Pedro Salinas y Carles Riba y su mujer Clementina Arderíu. Es evidente que no están todos los integrantes del grupo del 27 y que, además, puede sorprender la inclusión de los poetas catalanes Riba y Arderíu. Lo que sí es seguro es que todos pertenecían al círculo de amigos más queridos de nuestro autor.La correspondencia recogida ofrece un corpus verdaderamente importante: más de 90 cartas, 20 tarjetas postales y algunas notas de adhesión, recuerdo, etc. A través de todo el material recogido, del que también se ofrece documentación gráfica, se contempla las peripecias personales y ajenas, de índole afectiva y profesional de Aleixandre.
Poeta español de la llamada Generación del 27. Ocupó el sillón de la letra O en la Real academia de la Lengua en 1950.
Fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura por su obra La destrucción del amor en 1934 y con el Premio de la Crítica en 1963 por la obra En un vasto dominio y en 1969 por Poemas de la consumanción. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1977.
Entre sus obras también cabe destacar La sombra del paraíso, publicado en Castalia.