Son ambas obras vigorosas y brillantes creaciones en el ámbito de lo trágico. Por un lado, El tragaluz desarrolla el criticismo social, enriqueciendo su enfoque, aportando datos, haciendo más explícitos otros, insistiendo en lo que estas obras tienen de proceso a la sociedad española. (...) De otro lado, reabsorbe íntegramente el tema del misterio del hombre. El Concierto de San Ovidio viene a replantear el tema de la ceguera, ahora en circunstancias distintas de las de En la ardiente oscuridad. Por otra parte, reabsorbe el tema social situándolo en un plano que hasta aquí Buero Vallejo no había abordado explícitamente: el de la lucha de clases. En tanto que nueva incursión en el ámbito de lo trágico, avanza además en una dirección que incluye una dimensión fundamental de lo grotesco.
(De la Introducción de Ricardo Doménech)
Su firme posición de apoyo a la República durante la Guerra Civil, así como su afiliación al Partido Comunista le supuso, en principio, una condena a muerte que finalmente quedó reducida a siete años en distintas cárceles franquistas. A partir de 1946, en libertad provisional, comienza su producción teatral, siendo en 1948, con el estreno de Historia de una escalera, cuando consigue el primer reconocimiento y éxito de crítica y público. A partir de entonces sigue estrenando obras, casi siempre con problemas con la censura debido a los temas tratados. A destacar obras como El concierto de San Ovidio (1962) o El tragaluz (1967). Miembro de la RAE, Buero Vallejo recibió el Premio Cervantes en 1986. Diez años más tarde, en 1996, también sería premiado con el Premio Nacional de las Letras Españolas.
Autor del boceto: (c) Ricardo Asensio, 1986