La lozana andaluza, llena de la vitalidad renacentista que ya se entrevé en La Celestina, nace como fiel retrato de la época, vista a través de la sociedad romana, alegre, libertina y licenciosa, y bien se ha dicho que su protagonista, hermosa, sensual y astuta, se parece al personaje de Fernando de Rojas en los años juveniles que gozaba de los deleites del amor. La acción avanza mediante diálogos o coloquios, en los que intervienen 125 personajes. Las diversas manifestaciones del amor (y anécdotas afines) están vistas como una fuente de placer, como una mercancía que se compra y que se vende. Para ello los personajes se han despojado de toda moralidad y escrúpulos a cambio de un deleite sin trabas, observado desde la sencillez de una vida desasida de principios que los entorpezcan. A diferencia de las aleccionantes obras de este tipo que acaban con un castigo para sus protagonistas, aquí no hay condena final ni conclusión moralizante.
(1475-1535) Se sabe poco de sus orígenes salvo por lo que explica en sus obras. Según él mismo cuenta parece que nació en Córdoba pero vivió hasta su Juventud en Martos (Jaén). Por sus conocimientos en las costumbres de los judíos conversos, parecería posible que fuera de allí y por ello no quisiera revelar el lugra de su nacimiento.
Fue discípulo de Antonio de Nebrija, recibió órdenes sagradas y fue vicario del valle de Cabezuela, pero a finales del siglo XV se fué a Itlaia y residió en Roma entre 1523 y 1527.
Publico en italiano un libro sobre las propiedades curativas del palo de Indias respecto a la sífilis que el mismo padecía El modo de adoperare el legno de la India Occidentale.
Abandonó la ciudad tras el saqueo de la ciudad por parte de las tropas de Carlos I, que provocó un gran sentimiento antiespañol.
Huyendo de Roma finalmente se estableció en Venecia, donde publicó su obra más famosa en 1528, el Retrato de la lozana andaluza. El éxito le animó a seguir con negocios de impresión y en 1533 editó también en Venecia un Amadis de Guala y, al año siguiente, Los tres libros del caballero Primaleón y Polendos su hermano, que forma parte del ciclo de El palmerín de Inglaterra. Publicó además magníficas ediciones de La Celestina y de Cárcel de amor de Diego de San Pedro.
En Venecia conoció al embajador y humanista Andrea Navagero, quien le interesó por las antigüedades hispánicas. En su retiro veneciano escribió, también en italiano, un librito en el que, entre otras cosas, se refiere al saqueo de Roma.