Con Espronceda, en los años 1835-1842, la poesía española alcanza unas alturas a las que sólo llegará más tarde, cantando en otro registro, Gustavo Adolfo Bécquer. Grande, muy grande poeta es Espronceda dijo Antonio Machado por boca de Abel Martín. En verdad lo es.
Escritor español, considerado como el más representativo poeta del primer Romanticismo en España.
Denunciado por sus actividades intelectuales en 1825, en las que despuntó desde bien joven, fue condenado a exiliarse de Madrid durante cinco años, si bien finalmente su pena fue rebajada a tres meses que cumplirá en un monasterio de Guadalajara. En verano de 1827 marchó a Portugal, y después a Inglaterra, para establecerse finalmente en Francia en su condición de exiliado liberal.
Participó en las oleadas revolucionarias de 1830 en París junto con unos antiguos amigos suyos. En 1833 regresó a España, junto con otros liberales gracias a la amnistía declarada tras la muerte del soberano Fernando VII.
A partir de entonces, Espronceda se dedicó a la política y al periodismo, pero Cea Bermúdez lo aleja de Madrid, temiendo sus inclinaciones de liberal exaltado, y le destina a Cuéllar, donde comienza a escribir su novela histórica Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar. Sin embargo sigue activo en la vida literaria de la capital, pues ese año trabaja como redactor del periódico El Siglo, que Martínez de la Rosa censuró, lo cual provocó la desafección de Larra y Espronceda, los dos escritores más destacados del romanticismo más liberal, y el destierro del poeta en septiembre, esta vez a Badajoz.
En 1842 fue elegido palamentario ante las Cortes Generales por el Partido Progresista. Falleció dos meses de difteria a los treinta y cuatro años.
Robert Marrast (Toulouse, 1928-Paris, 2015): Hispanista francés, fue profesor emérito de la Universidad de Burdeos, ejerció también la docencia en la Sorbona, la Universidad de Rennes y la Nueva Sorbona o París III.
Se dedicó principalmente al estudio de la obra de José de Espronceda, sobre quien realizó su tesis doctoral, pero también se interesó por el teatro de Cervantes y recuperó muchos textos inéditos de Miguel Hernández y Rafael Alberti.Colaboró en las revistas más importantes del Hispanismo internacional y tradujo varias obras de Alberti, de Juan y Luis Goytisolo, de Pío Baroja, Valle-Inclán, Galdós, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Max Aub, Guillermo Cabrera Infante, Josep Palau i Fabré, Luis Cernuda y Pere Gimferrer.
Dirigió la publicación en la Bibliothèque de la Pléiade de los tres volúmenes de Théâtre espagnol du XVI siècle y Théâtre espagnol du XVII siècle (I y II), en los que colaboró con versiones francesas anotadas de Cervantes, Lope de Vega, Guillén de Castro, Tirso de Molina y Pedro Calderón de la Barca.
Pronunció conferencias y estuvo en cursos de verano por Francia y España y participó como invitado en coloquios y seminarios sobre Alberti, el Romanticismo o la poesía contemporánea, materias en las que es un gran experto.