La obra que ahora presentamos, escrita en 1438, debe llamarse Arcipreste de Talavera, por voluntad de su autor, pero ha pasado a la historia con el nombre de Corbacho y el subtítulo Reprobación del loco amor. Trata, como prometen el título y subtítulos, de los vicios de las malas mujeres y complexiones de los hombres y es una invectiva contra el amor mundano y la lujuria. . También de muchas cosas más, desde astrología a cosmética, y, como su predecesor el arcipreste de Hita y su sucesor Fernando de Rojas, nos deja perplejos respecto a la conclusión que debemos sacar, pues se arrepiente de las severas moralidades en que nos había instruido (irónicamente o no).
Descente de noble linaje (1398-1468). Hacia 1420 obtuvo el título de bachiller en derecho canónico, no sabemos en qué universidad, pues su nombre era tan corriente que los personajes homónimos hacen muy difícil cualquier conjetura pero lo más probable era que fuera en Salamanca. Por un pleito sabemos que era canónigo y arcipreste en la iglesia colegiata de Santa María en Talavera de la Reina (Toledo) desde 1427. Sabemos que viajó a Aragón, Valencia, Tortosa y Barcelona, donde consiguió la protección del poderoso cardenal Joan de Casanova. A los treinta y ocho años era ya capellán del rey Juan II además de arcipreste de Talavera de la Reina. También sabemos que tuvo problemas, porque tuvo una denuncia que le acusaba de estar casado, aunque en aquella époco si no estaba ordenado podía casarse, de la que salió absuelto.
Empezó a escribir poco después. En 1438 acabó su Corbacho o Reprobación del amor mundano, también conocido como Libro del Arcipreste de Talavera o Vicios y virtudes de las mujeres y reprobación del loco amor, una de las obras maestras de la prosa española del prerrenacimiento. En 1443 escribió una breve historia de España, la Atalaya de las crónicas. Al año siguiente (1444) redactó la Vida de San Ildefonso, un famoso santo visigodo toledano de quien también tradujo De la virginidad de Santa María y su Tratado de la oración; en ese mismo año también acabó su Vida de San Isidoro, que completó con la traducción de algunas de sus Epístolas.
Utiliza un estilo vivo e intenso, que recurre con frecuencia al registro coloquial y popular y lo intensifica con notas costumbristas y humorísticas, así como con el uso constante de los dobletes, geminaciones y el ritmo bimembre, lo que ofrece al texto una gran riqueza y un carácter muy vistoso a sus descripciones. Fernando de Rojas, también toledano y alcalde de Talavera, utilizó este lenguaje literario mixto, popular y vulgar, para escribir La Celestina.
Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid, fue profesor en la Universidad de Oregón y Western Reserve y en el Bryn Mawr College entre 1958 y 1959, adonde volvió como profesor en 1964. Fue Guggenheim Fellow entre 1963 y 1964, y recibió honores del American Council of Learned Societies y la America Philosophical Society. En 1983, año de su jubilación, fue galardonado por la Lindback Foundation con el Premio como Distinguished Teaching.
Sus estudios se dirigieron principalmente a la literatura medieval, aunque hizo contribuciones en numerosos estudios literarios e históricos de otro tipo de libros, entre ellos alguno sobre la Guerra Civil y gramáticas de español para extranjeros.