En fechas anteriores al siglo XIX existieron destacados recopiladores extremeños de cuentos y leyendas, de refranes y chascarrillos: Luis Zapata, Juan Sorapán de Rieros y Gonzalo Correas, pero hubo de pasar mucho tiempo hasta que nacieran las sociedades de folclore, allá en el siglo XIX. Sin duda influyó poderosamente en ello el que en 1812 los hermanos Grimm en Alemania editasen cuentos recogidos de la tradición oral. A principios del siglo XX, un grupo de jóvenes fundaron la publicación periódica llamada Los cuentos extremeños. En ella tuvieron cabida Felipe Trigo, Emigdio Plasencia, Julio Acha, Benito Sánchez Mata, Juan Fernández Martín-Mora, Francisco Navarro y Mario Roso de Luna. Desde entonces, los cuentos han ocupado un lugar de privilegio en las letras extremeñas.